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Agapito Marazuela, eterno en el Museo de Segovia
El Museo de Segovia recibe dos obras de Muñoz de Pablos sobre Agapito Marazuela y sus famosas gafas entre otros objetos personales del músico
El Museo de Segovia ha recibido dos obras del artista Carlos Muñoz de Pablos en las que retrató al músico folclorista Agapito Marazuela, que se exhibirán en el Museo junto a varios objetos personales de Agapito, como sus famosas gafas.
El director de Museo de Segovia, Santiago Martínez Caballero, ha agradecido a Muñoz de Pablos "la donación de estas dos magníficas obras que tanto significado tienen para la propia vida profesional y vida artística de Carlos, pero también, por supuesto, para la cultura tradicional y la cultura en general de Segovia y toda su provincia".
Las pinturas donadas son un óleo de Agapito Marazuela y uno de los tres dibujos bocetos preparatorios que el pintor realizó "y de los que están éste y otra cabeza, que pertenece a la familia González Ferrer, y un tercero que no he logrado hallar, que se lo quedó Agapito, lo heredó un sobrino suyo, Cipriano, quien le acompañaba a la batería: pero el dibujo ha desaparecido".
La jefa del Servicio de Cultura de la Junta en Segovia, Ruth Llorente, ha destacado que "este gesto el patrimonio artístico de nuestra institución y brinda la oportunidad de mantener viva la memoria de uno de los grandes guardianes de la cultura tradicional castellana. Que su imagen, interpretada con la sensibilidad y la maestría de Carlos Muñoz de Pablos, esté ahora al alcance de todos los visitantes del museo supone un acto de justicia histórica y un acto de amor al arte, de amor a la tierra y de amor a quienes nos precedieron".
Junto al óleo y el boceto de Muñoz de Pablos, el Museo exhibe ya varios objetos personales de Agapito Marazuela, "como las icónicas gafas de Agapito, con su cristal izquierdo velado; las tejoletas de cerámica que usaba a modo de castañolas, y la medalla del mérito de las Bellas Artes del año 1983, que también está aquí presente", ha enumerado el director del Museo.
El pintor y vidriero Carlos Muñoz de Pablos ha recordado que esta obra que ha cedido al Museo de Segovia la pintó "entre el año 59 y el 60, en lo que llamaban la venta del Arco, donde vivía Agapito. Él era un hombre muy austero, que rayaba en la pobreza, y allí criaba unos marranos para subsistir".
Muñoz de Pablos ha añadido como experiencia vivida junto a Agapito Marazuela, mientras pintaba su óleo, que "siempre me impresionó no solamente la figura de Agapito, me impresionó su cabeza, la parte expresiva, enigmática. Tenía un ojo con el que no veía nada, pero con el otro tenía una viveza casi como si fuera un aguilucho".
El artista plástico ha finalizado recordando las virtudes musicales del folclorista segoviano, el mayor referente de la música tradicional del siglo XX, del que ha destacado "sobre todo las manos; esas manos que tenían artrosis, estaban agarrotadas, pero cada vez que cogía la guitarra era como un milagro de Fátima: inmediatamente fluía la música con una habilidad y con una dulzura extraordinaria".
Para el Muñoz de Pablos espectador de la música de Agapito Marazuela "la música, todo eso físico, anatómico, le salía del alma; el sentido, la emoción, toda la poesía y toda la música era una cosa totalmente intangible que afloraba a través de las yemas de sus dedos. Era emocionante".