Hace 40 años, la 'banda de Roma' robaba 6.000 millones de pesetas en Barcelona; hoy, los atracadores de bancos son pocos, mayores y menos 'profesionales'
De túneles a navajas: la decadencia del atraco millonario en España
Hace 40 años, la 'banda de Roma' robaba 6.000 millones de pesetas en Barcelona; hoy, los atracadores de bancos son pocos, mayores y menos 'profesionales'
El 15 de agosto de 1985 un asalto a un banco de Barcelona sorprendió a la Policía, más que por el hecho en sí y por el botín, por el 'modus operandi'. Hasta los responsables de la entidad reconocieron la maestría con la que se llevó a cabo el robo, en una década récord en España de unos atracos que 40 años más tarde no parecen atractivos para los cacos.
Fue la conocida como la 'banda de Roma' la que atracó la sucursal del Banco Hispano Americano, situada en los números 6 y 8 de la calle Fontanella de la Ciudad Condal. Cinco meses tardaron los ladrones en excavar un túnel de 300 metros para llegar a la cámara acorazada del banco.
Un atraco muy bien planificado, según pudo comprobarse después, y perpetrado en una fecha también bien pensada: el 15 de agosto, festivo en todo el territorio nacional y, por tanto, día de cierre de los bancos.
No se dejaron detalle alguno. Por algo eran profesionales del 'sector' del atraco. Lograron abrir unas 400 cajas de seguridad de las algo más de 2.000 que tenía el banco y se apoderaron de un botín bastante suculento para la época: 6.000 millones de las antiguas pesetas, o sea, 122,7 millones de los actuales euros calculando la inflación.
¿Tiene un banco hoy esa cantidad en 'cash'? Probablemente la respuesta es No. Y probablemente sea uno de los motivos, entre alguno más, por el que el atracador de bancos de antaño ha pasado a mejor vida. O se ha reciclado en otras actividades ilícitas más lucrativas. O como mucho, ha quedado relegado al 'viejo conocido' de la Policía, setentón, que aún se arriesga a entrar navaja en mano a una sucursal.
La decadencia del atracador
La decadencia del atracador de bancos pudo empezar tras los golpes policiales del primer quinquenio de los 80 después del asalto a la sede del Banco Central de Barcelona el 23 de mayo de 1981.
Tres meses después del golpe de Estado del 23F, los atracadores del Banco Central retuvieron a más de 200 rehenes en el banco y amenazaron con matarles si el Gobierno no accedía a liberar al coronel Tejero y a otros tres responsables de ese golpe.
Fuera por motivos políticos, económicos u otros -hay series y documentales que relatan ese episodio-, lo cierto es que este asalto y los sucesivos pusieron las pilas a las fuerzas de seguridad y a los bancos, de tal manera que hasta ETA dejó de acudir a este delito para conseguir dinero.
Su último atraco fue en 1986 y su mayor botín -calderilla comparado con el del Hispano- el conseguido en el asalto al Banco Herrero de Oviedo en julio de 1979: apenas 130 millones de pesetas (lo que, calculando la inflación, ahora equivaldrían a 5,2 millones de euros). Fue su récord.
Italianos en los 80 y los 2000
Aunque en la actualidad el atraco a bancos está de capa caída, algunos de los últimos años nos retrotraen a épocas pasadas y, en concreto, al robo del Hispano Americano de Barcelona. Y no solo por su minuciosa planificación, sino por la nacionalidad de sus mentes pensantes: la italiana.
Investigadores del Grupo 2 de Robos de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Naciona tienen la impresión de que ahora hay muchos menos robos en sucursales bancarias. Y de los que se perpetran, las más afectadas son las entidades ubicadas en el ámbito rural.
De hecho, recientemente se desarticuló un grupo altamente especializado que robó más de 400.000 euros en bancos de pueblos de nueve provincias.
En el caso de la demarcación de la Policía Nacional, la mayor incidencia se localiza en Málaga y en Vigo (Pontevedra), ciudad esta última que ha sido y es una zona histórica de atracos.
Salvo algunas excepciones -explican las fuentes-, los atracos que se producen actualmente no están muy planificados y sus protagonistas son delincuentes con muchos antecedentes, viejos conocidos de la Policía, con edades ya de entre 60 y 70 años, en muchos casos drogadictos y que entran a la sucursal a cara descubierta y con una navaja. Pero son hechos muy puntuales.
Pero hay bandas más especializadas. Entre las últimas operaciones de la UDEV Central, las fuentes resaltan una del pasado mes en la que se detuvo a un histórico atracador de bancos y a su compinche, ambos con más de 60 años, que en junio habían perpetrado el primero de los nueve asaltos que tenían previsto cometer de forma inminente y a mano armada en entidades bancarias de las provincias de Málaga y Cádiz.
Se llevaron 112.000 euros de botín de una entidad de la Estación de Cártama (Málaga) tras tres semanas vigilando las entradas y salidas de empleados y clientes, los horarios, etc... Uno de ellos era italiano.
Como italianos eran cuatro de los siete detenidos a finales de agosto de 1985 tras el asalto al Banco Hispano Americano de Barcelona. En 1989 se celebró el juicio por ese atraco con 14 españoles procesados. Los presuntos cabecillas, los italianos Andrea Tranchina y Mario Proietti no comparecieron y fueron declarados en rebeldía.
Parece que a algunos italianos el 'oficio' no se les da mal en España porque de esa nacionalidad eran los cinco detenidos en la operación Spartaria, en la que también participó la UDEV Central. Formaban parte de un grupo itinerante especializado en atracos a bancos.
Actuaban perfectamente coordinados, controlaban con aparente facilidad a todas las personas que se encontraban en la sucursal en ese momento y lograban atracar en poco tiempo pese a esperar el retardo de seguridad de apertura de la caja fuerte.
En la operación Bable, también por la UDEV, se detuvo a un padre y a sus dos hijos que se caracterizaban por su templanza y destreza al atar a los empleados y exigirles el dinero. Se les acusó de al menos nueve robos en León y Asturias desde 2016, en los que obtuvieron más de 700.000 euros.
De todos modos, según las fuentes, los asaltos a bancos es una modalidad con tendencia "muy a la baja", quizá porque hay menos dinero, las penas son más altas y los delincuentes han buscado otras 'vías' a veces más violentas, como los alunizajes o los robos en vivienda. Y eso que en la mayoría de las sucursales ya han desaparecido las 'peceras' de la entrada que detectaban armas.
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