El mano a mano de Morante y Ortega en Santander, un pan sin sal

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El mano a mano de Morante y Ortega en Santander, un pan sin sal
El autor esJesús  López Garañeda
Jesús López Garañeda
Lectura estimada: 3 min.
Última actualización: 

Un pan sin sal, un fiasco, una corrida decepcionante por culpa del ganado y eso que lo habían elegido a moco de candil, resultó ser el mano a mano entre Morante de la Puebla y Juan Ortega en el coso de Cuatrocaminos de Santander, con un lleno total en la plaza y una expectación inusitada y extendida por la importancia que de llamada popular tenía el festejo.

Gentes venidas de muchos puntos de España, desplazadas por la llamada del cartel pues nada más y nada menos que dos monstruos del toreo, hacían el paseíllo para lidiar un encierro variopinto y variado de hierros ganaderos, emparejados de tres ganaderías: El Pilar, Domingo Hernández y Álvaro Núñez, pues seguramente pensarían en la organización que de esta forma alguno daría el cante, cuando los seis dieron el pego, por falta de raza, de fuerza, de acometividad y de bravura. Todos fueron pitados en el arrastre, excepto el lidiado en segundo lugar, de Domingo Hernández, aplaudido cuando las mulillas llevaban al desolladero al ejemplar.

Abrió plaza 'niñito' de El Pilar que dio en la báscula 498 kilos pero cuya lidia por Morante, pese a marcar un par de lances de recibo de los suyos, todo quedó en nada al perder dos veces el capote. La faena del cigarrero ni fú ni fa, nada entre dos platos, que finiquitó con una estocada entera tendida y parte del público, cariñoso, le aplaudió por la intención que no por la faena realizada.

Salio «bodeguero» en segundo lugar, esta vez de Domingo Hernández, que a la postre sería el mejor toro del encierro variopinto de hoy, y Ortega viendo la movilidad y el celo del animal brindó al público su faena que comenzó, tras un quite por tafalleras, con gusto y temple con la pierna doblada, enseñando al burel a embestir. Tras las poncinas finales aplaudidas, cuadró al toro y pinchó para despenarlo con una entera desprendida. Sonó la ovación del público tanto al toro como al torero y…se acabó lo que se daba.

Salió «persuasor» de Domingo Hernández en tercer lugar que propinó un pequeño golpe sin consecuencias, a Morante al recibirlo de capa. El subalterno Iván García colocó muy bien los rehiletes por lo que saludó al público. La faena de Morante, ante el toro sin fuerza ni raza culminó con varios pinchazos y un sartenazo infame que hizo guardia.

El cuarto se llamaba «liebrez» y era de El Pilar, otro marmolillo , al que sacó Ortega al medio con unos ayudados por alto e intentó instrumentar con la mano izquierda algunos de sus naturales lentos y cadenciosos, pero aquello más fue de sueño de somnolencia que de ensueño. Un aviso del usía por alargar la faena fue previo al pinchazo y a la media estocada que llevó el silencio a la plaza. Mejor dicho, los chicos de las peñas se arrancaron con la canción de 'Santander la marinera' animando el cotarro.

Aquello tomaba ya tintes de decepción cuando del toril soltaron a 'tortolito' en quinto lugar. Un toro de Álvaro Núñez brusco, soso y falto de raza, de tal forma que, lidiando el subalterno Iván García todo eran gritos de '¡olés!' ante cada capotazo que daba, para colocar el toro en suerte de banderillas. Morante con gesto serio tomó la muleta e intentó hacer la faena que mejor pudiera, con ganas y deseo, pero el toro se repuchaba en la franela del sevillano y sus cabezazos produjeron diversos enganchones de la muleta del maestro, muy voluntarioso en su intento de ligar la faena. Una estocada acabó con el de Álvaro Núñez, pitado en el arrastre, y Morante escuchó algunos aplausos.

Y el sexto que cerraba la corrida de Álvaro Núñez fue despachado de estocada en los blandos ante la inutilidad de conseguir faena por parte de Ortega y el silencio cayó sobre una losa al terminar la lidia.

Caras de contrariedad en casi todos, especialmente en Morante y en Juan Ortega, al acabar el festejo, y especialmente en los espectadores que llenaron la plaza y que no vieron más que un par de pinceladas de un cuadro taurino en el que habían puesto sus esperanzas muchos aficionados. En fin, que esta vez el melón salió pepino por culpa de la huerta que cría los melones. Y mañana más.

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1 comentario

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usuario anonimo 7/24/2025 - 4:40:00 PM
Que aburrimiento de toros sin cogidas,,,cavernícolas!!
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