Una herramienta para ampliar las posibilidades expresivas del títere y acercarlo a las nuevas generaciones
Mario Ezno tiende puentes con la IA en su espectáculo de títeres en Titirimundi
Una herramienta para ampliar las posibilidades expresivas del títere y acercarlo a las nuevas generaciones
Mario Ezno ha necesitado casi una década de carrera como titiritero para llegar 'oficialmente' a Titirimundi, donde no era un desconocido para el festival internacional de títeres de Segovia, y ha abierto la puerta a la inteligencia artificial.
Ezno ya había actuado en ediciones anteriores, aunque siempre fuera de programa y este 2025, sin embargo, su nombre figura en el cartel, y lo hace abriendo una ventana inusual en este universo escénico, la de la inteligencia artificial.
"¿Que cuánto cuesta llegar a Titirimundi? Muchísimo. A mí me ha costado toda mi carrera", reconoce en una entrevista con EFE, momentos antes de una de sus funciones.
En su propuesta, la tecnología no es un añadido artificial, sino una herramienta para ampliar las posibilidades expresivas del títere y acercarlo a las nuevas generaciones.
"He mezclado la inteligencia artificial dentro de mi espectáculo con la improvisación, con el contacto directo y con todas las redes sociales", explica.
Ezno defiende una concepción del títere alejada de la nostalgia, aunque reconoce que su trabajo remite inevitablemente a una tradición con arraigo en la memoria colectiva.
"Si nos acordamos de los años 90, el guiñol estaba todos los días en televisión, nos lo comíamos con patatas los viernes, los sábados... y cuando llegaron los 2000 eso se empezó a perder. Ahora parece que vuelve esa parte de contacto con los muñecos, también a través de las redes", apunta a EFE.
El camino hasta aquí ha sido personal y creativo a partes iguales. Ezno, formado en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), comenzó en el mundo del títere casi por necesidad logística y vital.
"Quería viajar y dije: ¿cómo hago algo relacionado con lo que he estudiado?. Me construyo una marioneta que entre en una maleta de low cost y así empecé a ser titiritero", resume.
Desde entonces ha recorrido más de medio centenar de países, muchas veces actuando en plazas y calles, donde dice sentirse "más cómodo" que en ningún otro sitio.
Esa cercanía con el público la ha trasladado también al mundo digital. Aunque tardó en abrirse una cuenta en redes sociales, fue la viralización espontánea de sus actuaciones lo que lo llevó a explorar Instagram, TikTok y otras plataformas.
"Empecé a ver vídeos míos que subía la gente, con un millón o dos millones de visitas, y todo el mundo me decía "Mario, hazte una cuenta porque estás desaprovechando el tirón", relata.
Así nació la versión digital de Manolo Bolaño, su alter ego escénico, una marioneta de cantante retirado con acento castizo y alma punk.
En sus espectáculos, Bolaño improvisa, canta y se burla del mundo con sarcasmo. Ahora, también conversa con inteligencias artificiales, cruza referencias de actualidad y dialoga con un público que lo mismo lo ve en un festival que en un 'reel' de 30 segundos.
Pero más allá de lo anecdótico, Mario Ezno intuye que su propuesta puede marcar una línea de futuro. "No me gusta decir esto, pero creo que soy el primero que está utilizando las redes sociales y la inteligencia artificial con el mundo del títere", afirma.
No habla de reemplazar la tradición, sino de tender puentes entre lo artesanal y lo inmediato, entre lo analógico y lo virtual.
Consciente de que su arte se mueve en un equilibrio inestable, Ezno prefiere no pensar en el futuro. "Hoy es un día para disfrutar el ahora. Me ha costado muchísimo llegar hasta aquí", repite.
Aun así, se permite imaginar un horizonte donde el títere recupere el protagonismo perdido, con nuevas formas y lenguajes. Y aunque sea una "puertecita pequeña", como señala, su espectáculo en Titirimundi deja claro que está abierta.
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