Las imágenes de la cornada con dos trayectorias que necesitó intervención con anestesia general antes de ser trasladado a la Clínica
El encierro ha durado dos minutos y 22 segundos.
Dos minutos veintidós segundos, un encierro muy rápido y bonito el de la ganadería salmantina de El Puerto de San Lorenzo que debutaba en Pamplona. Nueve cabestros con una fenomenal manada que llevaba seis animales de entre 545 y 635 kilos. Uno de los astados, Huracán, ha hecho honor a su nombre y ha corrido atropellando a alguno de los mozos a toda velocidad.
Los astados han salido muy agrupados de los corrales del gas, pero uno de ellos, el único de capa castaña no ha tardado en adelantarse, antes de llegar a la calle Estafeta. El resto de la manada ha continuado el recorrido muy agrupada con los cabestros.
El primer balance arroja un encierro limpio sin heridos por cornadas. Sí se ha trasladado a una persona por traumatismo torácico y a otra por sufrir varias contusiones tras una caída.
No ha defraudado la ganadería charra, que viene a estos sanfermines tras el indulto de 'Gironero', un astado al que perdonó la vida en Zamora la pasada semana el diestro Sebastián Castella. Con este encierro solo puede recordar el paso de sus antepasados de Atanasio Fernández en 1988 y 1990.
Los toros serán lidiados este 9 de julio de 2017 tarde por los diestros Curro Díaz, Paco Ureña y José Garrido.
La ganadería
Fundada en 1982 con toros de Atanasio y de Lisardo Sánchez, la ganadería de Puerto de San Lorenzo tiene su finca Puerto de la Calderilla en Tamames. Lorenzo Fraile es el ganadero propietario de este hierro salmantino que cubre la baja de Pedraza de Yeltes y espera ganarse su hueco en los Sanfermines.
Las imágenes de la cornada con dos trayectorias que necesitó intervención con anestesia general antes de ser trasladado a la Clínica
Los otros dos puestos serán los ocupados por el triunfador de Herrera de Pisuerga y el mejor segundo de las semifinales
El colorado de El Pilar ofrece un peligroso recorrido que se salda con un herido que recibió una tremenda paliza